UN DÍA EN LA VIDA DE JESUCRISTO


Imagínese lo siguiente: Usted va en su vehículo, cuyo modelo acaba de ser premiado con el título de modelo de año, está usando todo el arranque por centímetros cúbicos posible, se puede oír el zumbido de los caballos de fuerza, se desliza como si fuera viajando sobre un vidrio, o un espejo ¡El vehículo ruge en la autopista! Cuando de repente, por el espejo retrovisor, puede ver una pequeña mancha a la distancia. Súbitamente, ¡¡¡ayayay!!! lo pasa a dejar. Usted, no obstante, alcanza a reconocer que quien lo acaba de pasar iba manejando el mismo modelo suyo. Entonces piensa: ¡Vaya! ¡No sabía que este modelo era capaz de tanto! Bueno, quien recién lo pasó es Jesucristo, ¡Y lo más increíble es que él tiene un modelo idéntico al suyo!

Porque ciertamente no socorrió [socorrió es: epilambanomai, que significa: recibir la naturaleza de] los ángeles, sino que socorrió [epilambanomai, recibir la naturaleza de] la descendencia de Abraham. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.

Hebreos 2:16-17

Ya que Jesucristo no recibió la naturaleza de los ángeles; sino que la naturaleza de los descendientes de Abraham, su ejemplo es válido para nosotros, lo podemos seguir. Jesucristo fue perfecto y sin pecado, pero condujo el mismo modelo que nosotros conducimos. Él fue un hombre con pasiones similares a las nuestras.

Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer [ayudar] a los que son tentados.

Hebreos 2:18

Jesucristo es el fulcro, el punto central de toda la historia. Se ha escrito más de él que de cualquier otra persona; sin embargo, lo más probable es que él sea el más incomprendido de todos. Incluso, muchas de las creencias que se sostienen referentes a él, se contradicen. La Biblia nos anima a seguir su ejemplo y a andar como él anduvo y a pensar como él pensó. Incluso, dice que está en aquellos de nosotros que hemos renacido. Y así y todo, no nos es posible pensar, andar y ser como él a menos que entendamos claramente algunos aspectos de su vida. Para esto se escribieron los evangelios: para que pudiéramos verlo tal como era y pudiéramos empezar a entender el ejemplo que nos dio, para que pudiéramos seguirlo.

El siguiente estudio de la Escritura entrega un conjunto de imágenes como si fuera una película cinematográfica, lo que veremos es un día en la vida de Jesucristo. A través de los cuatro evangelios uno puede aprender sobre los distintos aspectos de este día. Cuando se presentan en una secuencia cronológica todas las narraciones referentes a este día, podemos ver una vívida y detallada imagen de nuestro Señor en acción. Así podremos, entonces, se capaces de sentir lo que sentía. Podremos ser capaces de percibir atisbos de lo que pensaba y podremos ser capaces de ver cómo trabajó con los Apóstoles y cómo Dios, su Padre, trabajó en él. El día comienza en Mateo 14, cuando es informado de lo que le ha ocurrido a Juan el Bautista.

En aquel tiempo Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús, y dijo a sus criados: Este es Juan el Bautista; ha resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes. Porque Herodes había prendido a Juan, y le había encadenado y metido en la cárcel, por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; porque Juan le decía: No te es lícito tenerla. Y Herodes quería matarle, pero temía al pueblo; porque tenían a Juan por profeta. Pero cuando se celebraba el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio, y agradó a Herodes, por lo cual éste le prometió con juramento darle todo lo que pidiese. Ella, instruida primero por su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista. Entonces el rey se entristeció; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, mandó que se la diesen, y ordenó decapitar a Juan en la cárcel. Y fue traída su cabeza en un plato, y dada a la muchacha; y ella la presentó a su madre. Entonces llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo y lo enterraron; y fueron y dieron las nuevas a Jesús. Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado;

Mateo 14:1-13a

¿Cómo se habría sentido usted si hubiera sido su primo quien hubiese sufrido tal ignominia o afrenta pública? ¿ Cómo se habría sentido usted si hubiera conocido personalmente a este maravilloso hombre de Dios? ¿Cómo se sentiría usted si, de repente, se diera cuenta que, ahora, es el único líder espiritualmente maduro que queda parado firme por el verdadero Dios? Y que está solo. No había nadie más con quien asumir la responsabilidad. Todo lo que le quedaba, ahora, eran doce recién llegados, aún inmaduros para la obra. Bueno, Jesús se sintió de la misma manera. Quería pasar tiempo a solas para determinar como enfrentaría la situación. Él conducía el mismo modelo que usted y yo conducimos. Tenía emociones tal como nosotros. Tenía que lidiar con el dolor de haber perdido a un primo de un tremendo calibre espiritual y compañero de trabajo maravilloso, como era Juan el Bautista. El impacto de perder a un hombre de Dios único, dinámico y espectacular como Juan, que nació con el espíritu de Dios sobre él, debe haber sido abrumador. Mateo 14:12 dice que quienes le trajeron la noticia a Jesús fueron los discípulos de Juan, así que no sólo tenía que lidiar con su propio shock y su propio dolor, sino que además tenía que enfrentar a los discípulos de Juan. Debe haber sido una situación desgarradora. Y a pesar de todo, esto no fue lo único con lo que Jesús tuvo que enfrentarse en ese momento. Los doce Apóstoles acababan de regresar luego de haber sido enviados de dos en dos. Ellos estaban en el extremo opuesto del espectro emocional. Envalentonados con el éxito, con un entusiasmo exuberante, se querían juntar para contar las cosas increíbles y emocionantes que habían experimentado al ejercer el poder que yace en el nombre de Jesucristo.

Continuemos con la siguiente parte de la cronología en el evangelio de Marcos.

Entonces los apóstoles se juntaron con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado. Él les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer. Y se fueron solos en una barca a un lugar desierto.

Marcos 6:30-32

Imagínese a usted en estas circunstancias. ¡Qué conflicto! Por un lado tiene que hacer frente a su propio dolor y por otro necesita prestar atención a los discípulos de Juan que tienen el corazón roto. Además, se le está viniendo encima a toda máquina la situación que tiene que ver con los doce Apóstoles quienes andan por las nubes, a quienes ha estado enseñando pacientemente y que, ahora, han tenido su primera oportunidad de ir a terreno a practicar y aplicar lo que él les había enseñado. Era muy importante para Jesucristo no refrenarles este impulso y seguir edificándoles la confianza, concretar sus experiencias personales con explicaciones claras de los principios espirituales que estuvieron involucrados, y mostrarles cómo podían perfeccionarse más. Solo existe un periodo limitado de tiempo, mientras la experiencia está aún fresca, para que un profesor pueda tomar ventaja de este tipo de situaciones, para sacar de ellas el máximo impacto de aprendizaje. Jesús había trabajado tan duro para traerlos a este punto. Él no podía permitirse no tomar ventaja de esta oportunidad de continuar ayudándoles en su crecimiento. Pero, aún con todo esto, eso no era todo lo que estaba pasando. También forman parte de la escena las multitudes que seguían a Jesús y la gente nueva que los Apóstoles habían traído con ellos. Todo, y todos, concurre en un mismo punto focal: Jesús. ¡Había tanto que hacer, las emociones eran tan profundas, y había tanta necesidad que ni siquiera tenía tiempo para comer! Para asegurarse de que no se perdiera esta valiosa oportunidad de aprendizaje y de crecimiento para los Apóstoles, Jesús les insta a que se alejen de todos por un poco de tiempo. Sigamos con la cronología.

Vueltos los apóstoles, le contaron todo lo que habían hecho. Y tomándolos, se retiró aparte, a un lugar desierto de la ciudad llamada Betsaida.

Lucas 19:10

Jesús y los Apóstoles de alguna manera logran “escaparse” para obtener un poco de intimidad. Se subieron a un bote y se fueron a un lugar en el desierto al otro lado del mar de Galilea, lejos de toda la actividad.

Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias.

Juan 6:1

Ahora tenemos información proveniente de los cuatro evangelios en cuanto a este día en la vida de Jesucristo. Podemos mirar los cuatro de una vez y ver ese día bajo una luz maravillosa, nueva. Y ahora la trama se complica.

Pero muchos los vieron ir, y le reconocieron; y muchos fueron allá a pie desde las ciudades, y llegaron antes que ellos, y se juntaron a él.

Marco 6:33

A pesar de sus esfuerzos para tener un poco de privacidad, la gente descubre que habían partido y la información se filtra. La gente se les agolpa, al igual que a estrellas de Broadway o solistas de una orquesta que tratan de salir en forma privada por la puerta trasera.

y cuando la gente lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades.

Mateo 14:13b

Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos. Entonces subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos.

Juan 6:2-3

Jesús y los apóstoles pudieron pasar un poco de tiempo juntos. Todos deben haber estado cansados debido al trabajo intenso que habían llevado a cabo. Deben de haber estado agradecidos por el tiempo que pudieron pasar entre ellos. Juan 6:3 dice que él se sentó con los Apóstoles. A la luz de la cultura bíblica esto significa que pasó cierta cantidad de tiempo con ellos. ¿Podría imaginarse de lo que habrán hablado? Probablemente, Jesús, les contó lo que tenía en su corazón sobre la pérdida de Juan el Bautista y de lo que les esperaba por delante. Necesitaban consolar y ayudar a los seguidores de Juan. Tuvieron que hacer planes. Tenían que reestructurar las cosas para incorporar a los discípulos de Juan con los que seguían a Jesús. Los Apóstoles también necesitaban atención. Probablemente, le contaron a Jesús algunas de las cosas más importantes que experimentaron al utilizar el poder que les había dado y pudieron obtener la atención personalizada de Jesús que era tan vital para ellos. No obstante, es importante notar que esto no significa que pasaron todo el tiempo que necesitaban con él, y que Jesus no había logrado obtener el tiempo que le hacía falta para estar solo.

Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas.

Marcos 6:34

El evangelio de Juan dice: cuando salió. Quizás habían decidido tomar un descanso en medio de su reunión en la cima de la montaña. Jesús salió a tomar un poco de aire fresco y descubrió que los habían encontrado. El evangelio de Marcos dice que la gente había ido corriendo para llegar a donde él estaba. Esto indica la intensidad del deseo que tenían de estar con Jesús. Sus necesidades aún no estaban suplidas y estaban cayendo en cuenta de la realidad de la muerte de Juan. Jesús, ahora, está al punto de tener que tomar una decisión. Les pudo haber dicho, ¿Pero acaso no se dan cuenta de que vinimos todo el camino hasta acá porque queríamos estar solos? ¿Acaso no saben que Juan era mi primo y yo necesito tiempo para llevar mi luto, para llorar su muerte? ¡Váyanse! Déjennos solos! ¡Por lo demás, necesitamos terminar de planificar cómo los vamos a cuidar ahora! Pero en cambio, Jesús dejó de lado sus propias necesidades y puso a Dios primero. Decidió no continuar con la reunión que estaba llevando a cabo con sus Apóstoles y volcó su atención en la gente.

Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos.

Mateo 14:14

Jesús fue movido a misericordia, tuvo compasión de ellos. Dejó de lado la planificación, sus propias necesidades y las necesidades de los Apóstoles. Todos sus pensamientos y la preparación tenían como objetivo poder tratar con la situación que tenía en frente. Pero ahora, estaba aquí, de pié, frente a una multitud necesitada, solo, sin preparación previa; dispuesto a manejar la situación solamente con lo poco que había logrado prepararse y con una creencia pura . Él no sabía lo que Dios tenía preparado, pero confió en que su Padre Celestial le daría la profunda percepción espiritual que necesitaba para discernir la situación, y que le daría dirección y soluciones espirituales. Juan 6 dice que comenzó a enseñarles muchas cosas. La palabra comenzó enfatiza aquel preciso momento en que determinó dejar todo de lado y ponerse a sí mismo y la situación en las manos de Dios.

¡Oh, cómo me habría gustado haber estado allí para presenciarlo! Haber podido observar cómo todo se revertió. Haber podido contemplar cómo subyugó aquel golpe devastador del Adversario, la galaxia de emociones experimentadas y ennoblecidas, y ver a Jesús y a aquellos que le rodeaban y a las multitudes emerger transformados, ¡todo en un solo día! Se irguió solo y dio el ejemplo. Todo comenzó cuando dejó lo demás atrás para ayudar a los débiles, curar a los enfermos y enseñar a los que tenían hambre por la verdad inalterada! Pero no todos se dieron cuenta del significado de este momento. Los Apóstoles habían quedado por las nubes durante el transcurso de la agenda que habían llevado a cabo y estaban de vuelta y deseaban su tiempo privado con el maestro. Habían logrado conseguir un poco de tiempo a solas con él en el monte, pero de un momento a otro todo cambió. Jesús los deja y vuelve su atención a la multitud.

Cuando ya era muy avanzada la hora, sus discípulos se acercaron a él, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya muy avanzada. Despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y compren pan, pues no tienen qué comer.

Mateo 6:35-36

Oye Jesús, dijeron, ¡Desaste de ellos! ¡¿Se tomaron el tiempo para llegar hasta acá y ni siquiera se les ocurrió traer algo para comer?! Esto era todo lo que lograban ver. No entendían la profundidad de lo que estaba ocurriendo. La multitud estaba angustiada y aturdida por la muerte de Juan, al punto de no haber pensado en cosas tales como la comida. Habían corrido al desierto, solo por la oportunidad de estar con Jesús. Esto era para ellos lo primordial. Jesús les respondió con un corazón lleno de comprensión y lleno de misericordia; no así los Apóstoles. ¿Cómo pudieron haber reaccionado de esta manera? Porque sus corazones estaban endurecidos. Más tarde, en Marcos 6:52 lo dice, y le tomó a Jesús lidiar por semanas con esta actitud que tenían los Apóstoles.

Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer.

Juan 6:5-6

La frase pero esto decía para probarle dice mucho. Probablemente, Felipe era quien más necesitaba ser confrontado. Es comprensible. Acababan de volver, luego de haber salido de dos en dos, y habían logrado experimentar cosas tremendas y fascinantes. Poder sanar a alguien ejerciendo el poder que existe en el nombre de Jesucristo es algo inolvidable, pero también existe la posibilidad de que se le suban a uno los humos a la cabeza. Para andar de este modo se requiere de mucha disciplina. Hay tantas formas de equivocarse. Hay escollos que superar para tan solo llegar al punto de creer que uno puede ejercer el poder. Pero incluso después de haber superado estos escollos, hay cosas más sutiles a las cuales uno debe estar atento después de haber logrado alcanzar el éxito. El andar de poder requiere de un delicado equilibrio. Los Apóstoles necesitaban poner las cosas en la perspectiva adecuada. Felipe aún no había logrado llegar a este punto.

Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco. Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?

Juan 6:7-9

Jesucristo continuó confrontando las actitudes incorrectas de sus Apóstoles. Los desafió diciéndoles: ¡Denles ustedes de comer!

Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer. Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces. Él les dijo: Traédmelos acá.

Mateo 14:16-18

Aún no se percataban de que Jesús tenía conocimiento de que había algo que se podía hacer. Debido a sus actitudes, no estaban en sintonía con el espíritu. Querían a Jesús solo para ellos, para poder contarle lo que habían hecho y lo que habían aprendido, y querían que pudiera responder a sus preguntas. Actuaron de una forma un poco egoísta. Deben de haber estado un tanto resentidos de que la gente les hubiera robado su tiempo íntimo con el maestro. Después de todo, es por eso que se habían marchado calladamente y habían tomado un bote para cruzar el Mar de Galilea. Imagínese cómo se quedaron con la boca abierta cuando Jesús hizo la siguiente movida.

Y les mandó que hiciesen recostar a todos por grupos sobre la hierba verde. Y se recostaron por grupos, de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta.

Marcos 6:39-40

En este punto, decidieron hacer lo que les pidió. Los Apóstoles deben haber quedado asombrados. ¿Qué iba a hacer ahora?

Y eran como cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos: Hacedlos sentar en grupos, de cincuenta en cincuenta. Así lo hicieron, haciéndolos sentar a todos. Y tomando los cinco panes y los dos pescados, levantando los ojos al cielo, los bendijo, y los partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante de la gente. Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que les sobró, doce cestas de pedazos.

Lucas 9:14-17

¡Jesús partió un pedazo de pan y volvió a crecer! ¡partió un poco de pescado y volvió a crecer! Luego se lo pasó a un discípulo que estaba de pie allí siendo testigo ocular de lo que estaba pasando y comenzó este a darle a la gente. Imagínese lo que habrá pasado por la mente de los Apóstoles cuando Jesús recibió los alimentos disponibles y empezaron a ver lo que estaba ocurriendo. Ellos habían optado por deshacerse de las personas. ¡Qué lección!

Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud. Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas. Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.

Mateo 14:19

Imagínese lo que Jesús sintió. El Adversario había sacado de en medio a Juan el Bautista, el único otro hombre de Dios en el mundo. Jesús había decidido poner a Dios primero y en vez de haber despedido a la multitud, fue movido a misericordia y les enseñó y sanó a muchos. Y ahora, Dios había hecho disponible este tremendo milagro. ¡Qué bofetada en la cara del Adversario! Satanás puede lograr parar a la gente de Dios en algún momento, pero luego otros se levantarán para tomar su lugar! Siempre habrán otros que se levanten para ser pescadores de hombres y servir el pan de vida.

Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones. Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido.

Juan 6:10

Imagínese lo que habrá pensado por la mente de la gente cuando la noticia del milagro se filtró a través de la multitud. Las expresiones en los rostros de los discípulos mientras repartían los alimentos debe de haberles comunicado que algo extraordinario estaba ocurriendo. Hay muchas lecciones aquí. En Juan 6:11 aparece la frase tanto como querían. Esto nos da la clave de cuánto Dios está dispuesto a proveer. Dios podría haber dejado de alimentarlos cuando todos hubieran logrado recibir un bocado pero no lo hizo así. Dios podría haberse detenido cuando todos hubieran tenido lo suficiente, pero no lo hizo así. Él podría haberse detenido cuando todos hubieran recibido una buena comida, pero no lo hizo. Siguió proveyendo hasta que todos fueron saciados de acuerdo a su apetito. Dios podría haberse detenido en cualquier momento. Esto es lo que está disponible cada vez que oramos: ¡una respuesta abundante, no una escuálida!

Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo. Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey,

6:14-15a

De pronto surge una situación que debe detenerse. Jesús no iba a ser un Mesías político o militar, como muchos de los judíos pensaba que sería. Necesitaba creer para encontrar la manera de parar esto, sin destruir todo lo bueno y el fervor creyente que se había producido.

En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.

Mateo 14:22

Aparentemente, era el momento de parar la reunión. Las multitudes vieron que los discípulos corrían hacia el bote para tenerlo listo para zarpar y habían oído a Jesús que les decía que se apuraran a salir, al indicarles: ¡Dense prisa! ¡Vayan, vayan! los Apóstoles se dieron cuenta de que ya no podrían pasar más tiempo con Jesús de modo que decidieron obedecerle y partir.

En seguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar;

Marcos 6:45-46

Cuando el bote zarpó, él no se subió. Al fin iba a poder hacer lo que necesitaba para sí, tener tiempo a solas para pensar, planificar y orar.

volvió a retirarse al monte él solo.

Juan 6:15b

¡Qué día más increíble en la Palabra el que tuvieron! El dolor de la multitud se había transformado en asombro. La forma en que manejó todo fue admirable. Pudo revertir el golpe agobiador del Adversario. ¡Lo único que le quedaba al enemigo por hacer ahora era tener una pataleta y agitar el viento!

y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra. Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario,

Marcos 6:47-48a

Ahora, Jesús estaba listo para más acción. Había tenido tiempo a solas con el Padre, para orar, para enfrentar la realidad de que Juan había muerto y para enfrentar lo que aún estaba por delante. Mientras reflexionaba sobre los eventos del día miró desde la montaña y vio a lo lejos a los discípulos que todavía iban remando en un mar agitado por el viento. Debe haber habido una luna llena esa noche. A pesar de todo lo que había ocurrido este día increíble aún no había terminado. Aún quedaba un problema por solucionar con aquellos hombres allá en el bote.

Al anochecer, descendieron sus discípulos al mar, y entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia Capernaum. Estaba ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos. Y se levantaba el mar con un gran viento que soplaba. Cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo. Mas él les dijo: Yo soy; no temáis.

Juan 6:16-20

¿Cómo cree que se sintió Jesús cuando su Padre le dijo: Hijo, ¿te gustaría caminar sobre el agua? En la Biblia, las aguas, el mar o la profundidad representan la esfera del mundo espiritual del Adversario. Ahora, después de los acontecimientos de este día y por haber puesto a Dios en primer lugar a pesar de haber tenido todo el derecho de pedirle al pueblo que lo dejaran solo, tiene la oportunidad de caminar por sobre todos ellos.

cerca de la cuarta vigilia de la noche [las 3 de la mañana] vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles. Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron; porque todos le veían, y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!

Marcos 6:48b-50

Imagínese la situación: ¡Jesús iba concentrado! incluso los habría pasado a dejar. ¡Iba caminando sobre el agua! ¡Qué increíble! Con cada paso que daba curaba su dolor por la muerte de Juan. ¡Con cada paso que daba estaba caminando sobre la totalidad de mundo espiritual del enemigo! ...y el lago no estaba en calma. El Mar de Galilea era peligroso en una tormenta. Debido a que el volumen del agua es relativamente pequeño, las olas podían venir de cualquier lado. Jesús iba avanzando en medio de un caos acuático, subiendo y bajando al ritmo de las olas. Mientras tanto, aquellos en el bote también estaban subiendo y bajando al ritmo de las furiosas aguas , y desde su perspectiva, de vez en cuando, gracias a la iluminación de la luna llena, algo extraño se acercaba a la distancia.

Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo.

Mateo 14:26

¿Cómo pudieron equivocarse tanto? Era Jesús. Lo que pasó es que estaban llenos de miedo. Tuvieron miedo porque se dejaron llevar por los sentidos. El miedo nos roba de tantas oportunidades para aprender, de posibilidades para sobresalir y de ocasiones en que podríamos ganar. El miedo les hizo suponer que lo que estaban presenciando era del diablo. ¿Cómo pudieron equivocarse tanto! Era el Señor.

Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.

Mateo 14:27

Ahora bien, desde aquel barco lleno de miedo alguien se levantó. Era Pedro. ¿Cómo piensa que Jesús se debe haber sentido? Juan el Bautista ya no estaba, él era el único que quedaba para liderar y todo lo que tenía era doce hombres aún espiritualmente muy inmaduros. ¡Ahora, alguien se está levantando! Sí, Pedro, es posible. ¡Ven!

Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.

Mateo 14:29

Todo lo que Jesús dijo fue una sola palabra. Era todo lo que Pedro necesitaba. Pedro saltó de la barca, y la Palabra dice que que caminó sobre el agua. ¿Cuántas palabras habría necesitado usted antes de que lo hubiera hecho?

Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

Mateo 14:30-31

Cuando Pedro salió del bote, estaba mirando al Señor. También cuando dio sus primeros pasos. Pero luego se distrajo. El mar embravecido lo perturbó, y perdió la confianza y tuvo miedo. El miedo nos roba tantas cosas maravillosas. No obstante, todo lo que tenemos que hacer es seguir mirando al Señor y recordar la Palabra de Dios en nuestra mente. Jesucristo tenía el mismo modelo que nosotros. Su ejemplo nos es válido. La Palabra de Dios es el antídoto para el miedo.

Al observar este día increíble en forma cronológica a través de los cuatro evangelios hemos visto muchas cosas maravillosas; pero es gracias al hecho de entender que el ejemplo de Jesucristo es válido para nosotros porque el fue semejante a nosotros lo que hace que este relato se nos acerque y se vuelva personal. Al darse uno cuenta de cómo se debe haber sentido después de la muerte de Juan y al ver cómo Dios trabajó con él y lo energizó en la situación, pone estos relatos que nos son familiares bajo una nueva luz. ¿Se le vuelven más reales, ahora? ¿Puede entender por qué fue posible que estos milagros ocurrieran? ¿Lo puede ver? Salte del bote. ¡Mantenga sus ojos en el Señor, salte del borde y camine por sobre sus problemas, en victoria! Usted puede hacerlo si mantiene la Palabra de Dios en la mente y no se deja distraer por el mundo.

Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.

Mateo 14:32-33

Una vez que el viento se hubo calmado, Jesucristo y Pedro se habían asociado para devolverle la bofetada al Adversario. Jesús no reprendió al viento, el viento simplemente se detuvo. Satanás fue derrotado una vez más.

Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban.

Marcos 6:51

Este incidente es increíble. Sin embargo, nos enseña una lección valiosa. Todos nos enfrentamos a retos que parecen imposibles a veces, pero el Señor siempre nos dará la liberación. Esto está, literalmente, escrito en Corintios.

No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.

1 Corintios 10:13

Cuando nos encontramos en una situación difícil, a veces, pensamos que somos un caso especial; que a nadie nunca le ha ido tan mal. Esto no es cierto. Las tentaciones que enfrentamos son comunes al hombre. Alguien más, en algún lugar, ha estado en la misma situación. Pero Dios es fiel para darnos un salida. Esto es tremendo. No el noventa por ciento del tiempo o el noventa y nueve por ciento del tiempo, sino que el cien por ciento del tiempo. Dios es fiel para proporcionarnos una salida. De no ser así, si fuera demasiado grande para nosotros, Dios se aseguraría de que no estuviéramos en esa situación. Diré esto de otra manera. El solo hecho de que usted se encuentre en la situación en que está, es suficiente prueba de que puede ser liberado de ella! Dios es fiel. La liberación siempre está disponible. Así que no le permita a sus pensamientos estar sobrecogidos por el problema, ¡busque la solución y luego enfóquese en ella! Jesús lo hizo y porque su ejemplo es válido para nosotros, nosotros también podemos hacerlo!

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.

Juan 14:12

Esta es una promesa increíble. Si Jesucristo lo hizo, podemos hacerlo también. La clave es creer en él, creer lo que nos enseñó. Para recibir cualquier cosa de Dios, uno debe creer. Creemos con el corazón. Para que algo llegue a formar parte de nuestro corazón, debemos retenerlo en la mente y no permitirnos ser distraído por el mundo. Para esto es la Palabra de Dios. Debemos encontrar la promesa de Dios en su Palabra, que apunta a nuestra liberación, y mantenerla en la mente hasta que se convierta en parte de nuestro corazón. Luego, para recibirla, debemos actuar de acuerdo a ella. Esto es justamente lo que Pedro hizo. Jesús le dijo algo para que el accionara de acuerdo a ello ¡y él caminó sobre el agua! Mientras mantuvo sus ojos en la meta de llegar a Jesús, lo hizo bien. Pero cuando las furiosas contradicciones del mundo lo distrajeron, perdió de vista su objetivo y empezó a hundirse. Nosotros tenemos mucho más que tan solo una palabra. Tenemos una Biblia llena de ejemplos y promesas. ¿Cuántas promesas sabe? ¿Qué promesa se aplica a su situación? Encuéntrela. Llene sus pensamientos con ella. Olvídese de lo que dice el mundo y reclámela. Siga actuando de acuerdo a su creencia hasta que lo reciba.

El ejemplo de Jesucristo es válido para nosotros porque no recibió la naturaleza de los ángeles. Si lo hubiera hecho, entonces, ¿cuál es el punto? De ser así, tan solo hubiera sido el Show de Jesús. Miren, aquí hay un poco de agua. ¡Puf! Voy a caminar sobre ella. Oh, aquí hay algunas necesidades. ¡Puf! Están suplidas. Aún así hubiera sido increíble, pero ¿lo hubiéramos podido duplicar? No. ¿Entonces? Pero la Biblia dice que en todas las cosas fue hecho semejante a nosotros, sus hermanos. Por lo tanto, aplica a nosotros. Pedro siguió su ejemplo y obtuvo resultados. Así que nosotros también podemos.

Porque ciertamente no socorrió [epilambanomai: recibió la naturaleza de] a los ángeles, sino que socorrió [epilambanomai: recibió la naturaleza de] a la descendencia de Abraham. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.

Hebreos 2:16

Sintió el mismo tipo de emociones que nosotros sentimos, las manejó en forma exitosa y abrió un camino en medio de la selva para que pudiéramos seguirlo. Él lo hizo. Así que podemos hacerlo también. Conducimos el mismo modelo que él condujo.

Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Hebreos 4:15

Podemos acercarnos confiadamente en nuestra hora de necesidad. No necesariamente cuando todo está bien y es más fácil anticipar buenos resultados, Sino más bien cuando estamos en medio de una mala situación, cuando estamos abajo y estamos más propensos a creer que no merecemos la ayuda. Recuerde, dice: Acerquémonos pues, confiadamente al trono de la gracia en nuestro momento de necesidad. Así que valientemente salte del bote. O, entre al modelo, ponga el pié a fondo en el pedal y ¡¡¡alláááá vaaaamos!!! Siga el ejemplo de nuestro Señor y sea victorioso.

¡Que Dios los bendiga!

Reverendo Jon Nessle

Traducido del inglés al español por Patricia Muñoz de King